
Con creatividad, compromiso y mucha emoción, los niños y niñas del grado transición del Jardín Santiaguitos vivieron una jornada inolvidable el pasado 19 de junio, al celebrar el cierre del proyecto Guardianes de la naturaleza. Un desfile y reinado ecológico lleno de color, ternura y mensajes poderosos marcó el final de un proceso pedagógico que buscó sembrar en los más pequeños el amor y respeto por el planeta.
Durante semanas, los estudiantes exploraron temas clave como el cambio climático, el cuidado de los recursos naturales y la importancia del reciclaje. A través de actividades lúdicas y reflexivas, entendieron que cada acción cuenta, que separar los residuos, reutilizar materiales o simplemente apagar la luz cuando no se usa, son pequeños gestos que pueden hacer una gran diferencia.
El acto de clausura fue un verdadero festival de creatividad. Cada niño desfiló con orgullo luciendo un vestuario elaborado completamente con materiales reciclables. Botellas plásticas, cartones, tapas, bolsas, papel periódico y otros elementos recuperados de casa se convirtieron en trajes que evocaban paisajes naturales, especies animales, el mar, los árboles y la tierra misma. Pero más allá del colorido y la estética, lo más valioso fue ver cómo cada participante sabía explicar con seguridad de qué estaba hecho su atuendo.
La pasarela ecológica fue evaluada por tres docentes que tuvieron la difícil tarea de calificar aspectos como la capacidad expositiva de los niños, el diseño y estilo del vestuario, la creatividad en la confección, y el nivel de uso exclusivo de materiales reciclables en todo el proceso, desde los moldes hasta los acabados. Sin embargo, más allá de los puntajes, cada traje fue un testimonio del trabajo en equipo entre familias y docentes, y del entusiasmo con el que los niños asumieron su papel de guardianes de la naturaleza.
Durante la actividad, se destacaron nombres simbólicos como “la protectora del agua”, “el rey de los árboles”, “la reina del reciclaje” o “el guardián de las aves”. Estos títulos no solo adornaban la escena con dulzura e imaginación, sino que representaban el compromiso con el mensaje del proyecto: todos podemos cuidar el medioambiente, sin importar la edad.
Fomentar en la infancia la conciencia ambiental no es solo una tarea educativa, sino una inversión en el futuro del planeta. Enseñarles desde temprana edad el valor de reciclar, reutilizar y reducir, les permite crecer como ciudadanos sensibles, críticos y responsables con el entorno que habitan. Actividades como esta demuestran que no se necesita una gran infraestructura para inspirar grandes cambios: basta con voluntad, creatividad y el deseo de formar seres humanos más conectados con su entorno.
El Jardín Santiaguitos de la Universidad Santiago de Cali, con esta maravillosa iniciativa, cerró un proyecto académico que abrió las puertas a una nueva generación de niños que, con corazón y conciencia, están listos para convertirse en verdaderos defensores del medioambiente.